martes, 18 de septiembre de 2012

Un frío que pela

Con el frío en los huesos
empieza el aliento a respirar hielo.
Con la garganta hecha pedazos te llamo a gritos
y reclamo tu calor.
Calor interno, calor placentero, 
el calor que solo te presté a ti.
Con las hojas rebobinando y la nieve 
en las nubes, yo vuelvo a ti,
sin prisa y sin pausa.
Voy hacia ti, mirándote a los ojos,
sin darte tregua, es imposible resistir el momento.
Y tú me abrigas con tus pies y tus manos,
me besas el pelo y huyo al centro de tu ombligo.
Huyo a tu mundo particular y raro, a un mundo sin 
comunicación, un mundo en el que solo existe el calor.
El calor de tus besos y tus miradas, 
el calor de tu distancia ilógica que al final me devuelve
al frío invierno.


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