Nublado por la humedad se despejaba con sus dedos dibujando al mar.
Entre ondas miraba el exterior frío y mojado, pintado entre paraguas y botas saltando charcos que salpican las calles cayendo en mojado sobre mojado.
Abandona el cristal para ver con sus propios ojos la abundante lluvia.
El pelo mojado disimulaba sus lágrimas, apática cruzaba las calles e insensible no sentía frío.
Caminaba, solo caminaba sin parar por las calles empapadas llorando a ras de su helado cantar.
