Al caer acaricia tu piel
hace llorar una pestaña
sonroja las mejillas y mueve
el pelo que se enreda con una canción.
Con pasos que dejan doble sentido
idiomas diferentes y una única comprensión.
Te despierta una pequeña sonrisa
a modo de hoyuelo lúcido
e incita al corazón contra la razón.
Decían que al caer la tarde
la piel se desgastaba en el cemento
y que el mar la hacía escocer,
susurraban:
``nada como el dolor aliviado´´.